Buenos
días: aprovechando que mañana celebramos la que llamamos carrera solidaria, y en la que pretendemos trabajar este valor
llamado solidaridad. Desde aquí, desde este micrófono quiero hacer un
manifiesto en contra de la solidaridad… Yo, José Manuel Monge Cantillana. ¡¡No quiero solidaridad!! ¡¡Os pido a
todos encarecidamente, que por favor no seáis solidarios!!
Estoy
seguro que más de uno se estará preguntando si estoy loco, si se me ha ido la
cabeza.. y cuál es el motivo que me lleva a decir esto tan radical
La
respuesta es muy sencilla… Ayer, mientras estaba preparando estos buenos días
para animar a todos a ser solidarios, se me ocurrió consultar la definición de
la palabra “solidaridad” que aparece en el Diccionario de la Lengua Española,
que dice así:
·
Solidaridad:
“Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”.
Pues
bien… para nosotros, los que nos llamamos cristianos, esto no puede existir… Yo pensé para mí mismo: no podemos estar
pendientes de los demás sólo de manera circunstancial. Nuestro compromiso, adquirido desde el bautismo
por nuestros padres en nuestro nombre, es el de estar pendientes de los demás a todas horas (siempre y cuando
podamos… claro está), nuestro compromiso es el de intentar hacer la vida de los demás un poquito más feliz, pero repito… no de
manera circunstancial, sino, todos los
días de nuestra vida.
Hay
palabras en el diccionario, que podrían definir las actitudes del cristiano
mucho mejor que la palabra solidaridad, por ejemplo
· Altruismo: procurar el bien ajeno aún a costa del propio
· Fraternidad: Amistad
o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales.
· Entrega: Atención,
interés, esfuerzo, etc., en apoyo de una o varias personas, una acción, un
ideal, etc.
· Amor: Sentimiento de
afecto, inclinación y entrega a alguien o algo
Bueno… son sólo algunos ejemplos…
Volviendo a la carrera de mañana, a la que
os animo encarecidamente a participar a todos. Esta carrera sí es solidaria,
porque es algo puntual, circunstancial, es algo que vamos a hacer sólo mañana,
y que nos sirve de excusa para intentar compartir con los que menos tienen.
Pero, por favor que nuestras vidas no se
vuelvan solidarias, sino que se vuelvan llenas de altruismo, de fraternidad,
de entrega, de amor… Como aquel Amor que Jesús demostró por todos nosotros, y más
especialmente por las personas que más sufren.
Y dirigiéndonos a Él terminamos estos
buenos días diciéndole:
Padre
Nuestro…
patada en la cara para la solidaridad
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