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miércoles, 8 de abril de 2015

La verdadera felicidad se encuentra en hacer felices a los demás





Buenos días a todos, hoy seguimos celebrando la pascua de resurrección. Sabemos que el señor resucitó pero ¿Hacia dónde fue? Escuchad este cuento con atención y os dará algunas pistas.

“El duende de la felicidad”

Hubo una época en la que cada niño vivía con un duendecillo de la felicidad, estos se alimentaban de la alegría de los niños y por eso eran expertos inventores de juguetes y magníficos artistas capaces de provocar las mejores sonrisas.

Con el paso de los años, los duendes mejoraron sus inventos y espectáculos, pero la alegría que conseguían era cada vez más breve, por mas que hicieran, los niños se volvían gruñones y exigentes, todo les parecía poco y siempre querían más. Y ante la escasez de felicidad, los duendes comenzaron a pasar hambre.

Pero cuando pensaban que todo estaba perdido, apareció la pequeña Alicia, ella había sido una niña muy triste, pero de pronto se convirtió en la más poderosa fuente de alegría. cuando quisieron felicitar a su duende no lo encontraron por ningún sitio, por más que buscaron no hubo suerte y lo dieron por muerto.

Su amigo, el duende Flopi, descubrió enseguida que Alicia era diferente, ella regalaba a otros niños la mayoría de juguetes que recibía  y sonreía cuando veía a alguien alegre.
Una noche, mientras Alicia dormía se acercó para buscar la razón de porque esa niña era tan feliz, miró a través de sus ojos, y ¿sabéis que? allí estaba su duendecillo, en su interior.

Flopi pensó, - buscaré a todos los niños tristes, y mientras duermen, les daré un fuerte abrazo y desearé ayudarlo con todas mis fuerzas y así entraré en ellos. Y pronto cada niño tuvo en su interior un duendecillo de la felicidad.

¿Os cuento un secreto? Ese duendecillo es el señor, cuando le crucificaron pensábamos que había muerto, pero esta semana de pascua, celebramos que no es así, que resucitó y ahora está en nuestro interior, para decirnos que

 “La verdadera felicidad se encuentra haciendo más felices a los demás” 

Pensad un momento, 

¿Qué hice ayer para alegrar a los que me rodean?
¿qué voy a hacer hoy?

Y ahora por favor, os pido que cerreis los ojos, recordad lo bonito que es alegrar a los demás, ahora sonreíd y mirad a los compañeros con esa sonrisa,
 girad la cabeza a un lado y a otro lado, a que os gusta la sensación, pues hacedlo siempre, sonreíd, abrazad y sed alegres.
Acabáis de resucitar el duende que tenéis dentro.

¡¡Feliz pascua de resurrección!!

PATRICIA ANDRADE

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