BUENOS DÍAS…
Espero que estos días de Feria hayan
sido fenomenales y que vengáis con ganas renovadas de retomar y rematar el
curso.
Esta semana, vamos a centrar nuestra
atención en un valor que nos hace más grandes, porque nos hace más humanos: la
generosidad.
Me gustaría animaros a serlo con una
historia real:
Dicen que en medio de la multitud de
una gran ciudad, un matrimonio ve a una señora en silla de ruedas, que se
encuentra perdida e indefensa. Se ofrecen a ayudarla y ella les dice si le
pueden acompañar a una determinada calle.
La señora debía tener unos sesenta
años, y de la silla de ruedas le colgaban dos bolsas de plástico. Durante el
camino va explicando a sus acompañantes que lo que llevaba encima eran todas
sus “posesiones”, que dormía allá dónde encontraba un refugio adecuado, y que
vivía de la caridad de los otros.
Llegan al lugar indicado y allí se
encuentran a otros vagabundos y pordioseros. La mujer abre las dos bolsas de
plástico, saca de ellas dos paquetes de leche y los reparte entre el grupo. Y
hace este comentario al matrimonio que le ha acompañado: “La gente hace caridad
conmigo; por tanto yo he de hacer caridad con los demás”.
Tener mucho no siempre es signo de ser más feliz; y dar mucho no siempre es señal de ser muy generoso: lo importante es el valor que para ti tiene eso que das, la renuncia que te supone y la ilusión que pones.
Tener mucho no siempre es signo de ser más feliz; y dar mucho no siempre es señal de ser muy generoso: lo importante es el valor que para ti tiene eso que das, la renuncia que te supone y la ilusión que pones.
Enfilando la última parte del curso,
nos gustaría pediros que seáis generosos con vuestro esfuerzo en el estudio, de
manera que terminéis lo mejor posible. Pero además, reconociendo todo lo que
recibimos de los demás, que seáis generosos, dando, no de lo que os sobra, sino
de lo que es importante para ti.
Le pedimos a Dios que nos ayude a conseguirlo, teniendo hoy muy en cuenta a las víctimas del terremoto de Nepal, que está dejando más de 3200 muertes y más de 6000 heridos:
Señor, enséñame a
ser generoso,
a dar sin calcular,
a devolver bien por mal,
a servir sin esperar recompensa,
a acercarme al que menos me agrada,
a hacer el bien al que nada puede darme,
a amar siempre gratuitamente.
Y, cuando no tenga otra cosa que dar,
que sepa donarme a mí mismo y cada vez más
a aquel que necesita de mí,
esperando solo de Ti
la recompensa.
O mejor: esperando que Tú mismo
seas mi recompensa. Amén.
a dar sin calcular,
a devolver bien por mal,
a servir sin esperar recompensa,
a acercarme al que menos me agrada,
a hacer el bien al que nada puede darme,
a amar siempre gratuitamente.
Y, cuando no tenga otra cosa que dar,
que sepa donarme a mí mismo y cada vez más
a aquel que necesita de mí,
esperando solo de Ti
la recompensa.
O mejor: esperando que Tú mismo
seas mi recompensa. Amén.
Que tengáis una
estupenda semana.
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