Translate

martes, 22 de septiembre de 2015

UNIDAD

Buenos días a todos:

¿Alguna vez has rezado el credo en misa? ¿Alguna vez has dicho de carrerilla aquello de “creo en la comunión de los santos”? ¿Alguna vez haz pensado qué demonios es eso de la comunión de los santos?

Vamos a reflexionar un poco sobre el significado de esta bonita expresión, y para ilustrarlo que mejor que pensar, para todos los que os gusta el deporte, en el partido más importante que tu equipo favorito haya jugado jamás… Piensa en cómo se siente la afición antes de salir al campo… En cómo se vitorea a los jugadores… En cómo se cantan juntos cánticos de apoyo… En cómo se te ponen los pelos de punta… En cómo existe una unión total por una misma causa entre todos los aficionados del equipo…

Pues algo así parecido es la Comunión de los Santos, pero aún más fuerte.

Y es que, a los que creemos en Jesús, y tratamos de seguirle, es eso precisamente lo que nos une. Cristo nos une y nos hace ser una sola familia, la Iglesia.

Hoy y todos los días, tenemos que estar alegres, contentos, y nuestro pelo debería erizarse, al igual que ocurría en el estadio con nuestro equipo favorito, al sentirnos unidos por Jesús. Porque todos los cristianos luchamos juntos por una misma causa: por Amor, por hacer el bien allá donde vayamos, por dejar una sonrisa en la cara de las personas, por compartir todo lo que tengamos, tanto cosas materiales como no materiales.

Recemos juntos para que el Espíritu Santo venga sobre nosotros como lo hizo con los apóstoles el día de Pentecostés y nos mantenga unidos en todos los ámbitos de nuestra vida: En el Colegio, en la Familia, con nuestros Amigos, con la Iglesia…

Invoquemos juntos al Espíritu Santo:

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;

por tu bondad y gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.



No hay comentarios:

Publicar un comentario