Buenos días:
¡Sonríe! Hoy
es un día excelente para estar orgulloso de quien eres…
Vamos a
escuchar una pequeña historia en la que aprenderemos que el verdadero valor de
las cosas es el que cada uno quiera darle.
Érase una vez dos niños, uno
optimista y otro pesimista.
En casa, cada uno tenía su propio
cuarto de juegos.
El pesimista lo tenía todo lleno
de juguetes que le habían regalado.
Pero el niño siempre los recibía
con lágrimas, porque nunca le regalaban lo que él más quería: un tambor.
Estaba tan obsesionado por
conseguir un tambor que era incapaz de contentarse con otros juguetes, por muy
bonitos y divertidos que fuesen. Eso explica porqué todos los regalos estaban
tirados por el suelo, completamente abandonados.
El pequeño optimista no tenía
tanta suerte. Sus padres no tenían dinero para comprarle regalos. Lo único que
tenía en su cuarto era un triste montoncito de estiércol de la granja y un
tenedor.
Una tarde, como tantas otras, los
padres se asomaron a los cuartos de juego de sus hijos para verles jugar. Como
de costumbre, el pequeño pesimista estaba llorando porque no encontraba un
tambor entre su enorme montaña de
juguetes.
En el cuarto del pequeño
optimista el panorama era bien distinto. Al asomarse vieron a un niño risueño y
feliz escarbando animadamente entre el estiércol con el tenedor. Mientras lo removía,
se decía en voz alta, con ojos llenos de emoción:
-Si tenemos estiércol en la
granja, es porque hay un caballito cerca...
Así que recuerda
siempre que: el optimista cree en los demás y el pesimista solo cree en si
mismo… Por lo que terminamos estos buenos días con una oración en la que le
vamos a pedir a Dios que nos ayude a ser más optimistas en la vida, a ver
siempre la botella medio llena para que eso nos ayude a ser mejores personas.
Señor, haz que esté sereno y
siempre me sienta bien,
que sea paciente y comprensivo
ante los caprichos.
Que nunca se me olvide mi misión
de ser optimista.
Que nunca niegue una sonrisa a
nadie.
Que Dios me ilumine mi vida y que
cada día valga la pena.
María Luisa Cantillana. Profesora de Infantil
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